¿Seguimos considerando, todavía, el cuidado de los hijos como una tarea femenina?

Al hilo de este artículo publicado en el New York Times (Why so few women in Silicon Valley?), se han generado unas interesantes reflexiones vía mail dentro del equipo de Women 2.0 que comparto completamente y que me gustaría traeros hoy aquí con el objetivo de mantener abierto este debate.

El artículo en conjunto no tiene desperdicio e ilustra situaciones que se dan en el valle pero que podríamos comparar con las que actualmente estamos viviendo en España de una forma u otra. A mí personalmente me ha llamado la atención el testimonio de la fundadora de Corefino que asegura que cuando puso en marcha su empresa, decidió no tener hijos,» I don’t know how I could have my own newborn and run this company, I just didn’t want to shortchange the child or shortchange the job». Y llegada a este punto, a mí me brota una expresión adolescente y grito para mis adentros: ¡qué fuerte me parece, tía!

Hay tanto implícito en lo que afirma esta emprendedora que no puedo evitar desmontar totalmente lo que no comparto en absoluto y hacer una llamada a la reflexión de todas las que sois madres-emprendedoras o pretendéis serlo en un momento u otro de vuestras vidas. Desde mi punto de vista un/a hij@ es un proyecto (en la mayoría de los casos), de dos personas (como mínimo y sin tener en cuenta a las redes sociales que te sustentan en la andadura). Lo más frecuente es que  la puesta en marcha de un negocio implique rodearte de un equipo y de colaboradores que complementan las habilidades y conocimientos que evidentemente tú no dominas (a no ser que seas una especie de Superwoman o Wonderwoman, entonces igual eres capaz de enfrentarte sola al mundo complejo que nos ha tocado vivir).

¿Entonces? ¿Por qué hay que elegir? ¿Tal vez pensamos esto porque seguimos considerando la crianza como una tarea femenina? ¿Y quién tiene la culpa de esto? ¿Los demás (la sociedad), o tú con las responsabilidades que te autoimpones en todo lo que tiene que ver con la gestión de la maternidad? Como en la mayoría de los aspectos importantes de la vida, el ejercicio de la responsabilidad individual es más que necesario en este caso: no siempre vamos a ser mejores educadoras que nuestra pareja, ni mejores directoras de proyecto que nuestros colaboradores. «Delegar», desprenderse del ego puede que sea la elección más acertada en ambos ámbitos. Tenemos derecho a optar por todo si ése es nuestro deseo, derecho a equivocarnos en ambos procesos y por supuesto, derecho a pedir ayuda. Todo con tal de evitar vivir en esa absurda dicotomía que limita los emprendimientos de treintañeras, que provoca reducciones de jornadas mayoritariamente entre mujeres y que nos condena a una especie de ostracismo profesional que raya lo absurdo.

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