Gracias
Me gusta cumplir años. Lo jodido sería no hacerlo. Y me gusta utilizar cada 11 de julio para revisar los últimos 12 meses, para alinear desajustes y para asimilar todo lo bueno, que al final es lo que importa. Es mi particular forma de celebrar la existencia.
El viaje de los 32 a los 33 me ha transfromado profundamente. Ha sido un año de cambios paradigmáticos, veloz, con una agenda mutilada justo a la mitad, poco tiempo y demasiadas cosas por hacer. Ha sido el año en el que viví la intensidad de un parto, aprendí a convivir con mi Alma convertida en carne, a co-criar, transformé lo cotidiano, me volví a enamorar locamente de Santy y soñé más fuerte y con más ganas que nunca.
365 días a lo largo de los cuales he recibido mucho más de lo que he dado, sin duda. 52 semanas llenas de presente y de presentes como estos:
- El amor incondicional de Alma, sus risas, su sonrisa, y todo el futuro que encierra ese cuerpo de nueve meses.
- Santy. Sin duda él es la suerte de mi vida.
- Mis padres, a los que respeto aún más después de haber vivido en primera persona lo que significa la crianza.
- El resto de mi familia y mi familia política que son un red de apoyo brutal.
- Mis amigas. Mi oasis. Y a Lauris le pongo un asterisco.
- Mis amigos. Risa siempre.
- Mi equipo en Atalaya Formación, especialmente Sergio.
- Mis compis de Ellas 2.0 y Women 2.0 que son geniales no, lo siguiente. Mujeres extraordinarias. Mención especial a Bego a la que cada día quiero más y a Ana, de la que he aprendido mucho, muchísimo este año.
- Toda esa gente con la que comparto cariño día a día a golpe de tecla, son el azúcar de mis pantallas.
Ésta es mi verdadera lista de regalos. Por todo esto merece la pena cumplir años, por compartir el camino con ellas y con ellos y por disfrutar de lo que me enseñan. Nerver stop learning, never stop loving. Quiero seguir teniéndoos cerca en los 33, aunque haya miles de kilómetros de por medio.
Graciasmil
Patri