“Dicen los budistas que la vida es un río, que navegamos en una balsa hacia el destino final. El río tiene su corriente, velocidad, escollos, remolinos y otros obstáculos que no podemos controlar, pero contamos con un remo para dirigir la embarcación sobre el agua. De nuestra destreza depende la calidad del viaje, pero el curso no puede cambiarse, porque el río desemboca siempre en la muerte. A veces no hay más remedio que abandonarse a la corriente”
Isabel Allende. La suma de los días
El último post que publiqué en éste, mi blog, es de septiembre de 2019. He venido un momento a comprobar si mi web personal era un .com o un .es porque necesitaba el email que tengo vinculado a este dominio para un asunto que por supuestísimo no viene a cuento y la suma de los días y el abandono a la corriente al que me he sometido me ha dado una buena bofetada de viaje en el tiempo.
Después de más de dos años y toda una pandemia de por medio, aquí estoy. Han pasado tantas cosas y tan rápido que ni si quiera sabría por donde empezar. Yo creo que hasta se me ha olvidado escribir textos más largos que un tuit. Mi nueva etapa profesional, la del último post, es ya una etapa profesional hecha y derecha, toda una señora etapa profesional, de hecho. Explorer ha pasado a engrosar la lista de mis hijitis: le dimos la vuelta al programa y empaquetamos una nueva experiencia de pre-incubación emprendedora que ahora está presente en seis países, dos continentes, dos idiomas (y los que quedan). Vamos, un parto intraemprendedor en toda regla fue lo nuestro. Me acompaña un equipo fenomenal que lo ha hecho posible. Todo empezó con Chema, que en septiembre de 2019 no había llegado aún, aunque yo ya le venía tirando la caña. Tenía la certeza de que con él remando, lo íbamos a pasar requetebién; y así ha sido. Qué risas. Un día vamos a escribir un libro, se va a llamar «El management es circular». Lo dejo por aquí, el título, porque al final tiene pinta de que no lo escribiremos, lo escribirán otros, así que por lo menos que quede constancia de que la idea fue nuestra. Aunque a estas alturas sabemos que las ideas, amiguis, no valen una mierda.
En estos dos años y medio también han pasado cosas como que tengo una hija pre-adolescente, he presidido una AMPA muy amadora y porto en el cuerpo tres vacunas con las que no contaba. Quiero muchísimo (pero muchísimo más) a mis amigas y mi santo es un tipo aún más interesante y sexy que cuando nuestras vidas se cruzaron en 1994.
Voy a intentar no dejar pasar tanto tiempo entre éste y el próximo post, porque lo cierto es que aprendo tantas cosas cada día, que igual en una muestra de generosidad por mi parte, no estaría mal compartir esos aprendizajes y que se vayan quedando por aquí. No prometo nada, haré lo que pueda con el remo que se me ha dado. Por lo pronto, me conformo con seguir sumando días.
(Por cierto, que también estoy retomando La Slow Newsletter, un (breve y mínimo) email esporádico con reflexiones, recursos y curiosidades para mirar la vida desde esos momentos en los que nos concedemos el privilegio de parar. Puedes suscribirte desde aquí).