«Free to wear pink», los colores no tienen género

El rosa es mi color favorito. De siempre. Lo elegí porque me gustaba. Me acuerdo del momento exacto, tenía 4 años y compartía mesa con otros cinco niños y niñas en una escuela infantil en una época en la que en España la Educación Infantil aún no entraba dentro de la educación reglada. Cuando veo fotos mías con esa edad, no encuentro prendas rosas. Mis padres me vestían con otros colores. Por eso sé que yo elegí ese color. 

Después el mundo me contó que el rosa era un color «de chicas», un color de «segunda división», con una carga simbólica idiota y sin sentido que yo me empeñé en negar: el rosa era un color como cualquier otro, con la única diferencia de que a mí era el que más me gustaba.

Y ahora descubro la campaña #freetowearpink, promovida por Martine Zoe, la fundadora de Quirkie Kids, una línea de camisetas rosas para chicos y chicas financiada a través de crowdfunding que pretende romper esos estereotipos de género vinculados al color. Bravo por ella. Me sumo a la campaña. Chicos, sois libres de vestiros de rosa. Chicas, vosotras también. Los colores no tienen género.

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