¿Qué tal tú y «tu inglés»?
La enseñanza-aprendizaje del inglés forma parte de mi vida por dos sencillas razones: es mi negocio y además entiendo que se trata de un factor higiénico de progreso. Nos guste o no, este idioma, por su economía, su gramática sencilla y por la vinculación profunda que tiene con la tecnología, es sin duda el lenguaje de la innovación. Adoro el castellano, disfruto leyéndolo, escribiéndolo y cuando me ha tocado, enseñándolo; pero al mismo tiempo soy consciente del giro que dio en un momento determinado mi vida cuando hice lo que yo llamo «click» con mi inglés y decidí convertirlo en un aliado fundamental de mi existencia emprendedora.
No sé muy bien por qué, pero no hablo demasiado en este blog del proyecto que me sustenta económicamente. Con Atalaya Formación materialicé mi espíritu emprendedor y aunque no será la última empresa que ponga en marcha en mi vida, indudablemente siempre será la primera, así que el componente cariño que me une a ella no lo voy a superar con nada.
De mi relación cotidiana con este proyecto, he obtenido aprendizajes muy valiosos, pero si tuviera que elegir uno, tan sólo uno, para seguir caminado por el mundo del emprendimiento, me quedaría con la perspectiva que he ido construyendo y la manera en la que me he ido posicionando en el entendimiento de la importancia que tiene el dominio del inglés como segunda lengua. Tal vez todo es consecuencia de que, como apasionada «vendedora» que soy, me he terminado creyendo mi proyecto «hasta las trancas», pero lo cierto es que lo que para mí es una obviedad, también se recoge en el último punto de lo que se vino a llamar «Declaración de California/ Manifiesto para el 2020». Esta propuesta incluye diez acciones concretas que un grupo de expertos en innovación consideraron necesarias para impulsar los talentos y capacidades del ecosistema español en este sentido. Alfons Cornellá lo explicaba la semana pasada en el blog de Infonomía y a mí me gustaría resaltar aquí la última medida planteada:
10) Un país bilingüe: hay que conseguir que, en el medio plazo, la mayor parte de la población del país sea bilingüe (y trilingüe en algunas comunidades), de forma que pueda expresarse en la lingua franca mundial, en inglés. No se puede innovar en un mundo de hibridación a escala mundial si uno no puede ni siquiera expresarse. La potenciación de intercambios universitarios internacionales ha de contribuir en este sentido.
Han pasado cinco años desde que se redactaran estos diez puntos, los cinco años que Atalaya Formación tiene de vida y el inglés sigue brillando por su ausencia en el panorama emprendedor español. Carol Sands me comentaba el otro día en un correo que España es un lugar con muchas oportunidades para desarrollar proyectos, pero desde luego, añado yo, no aprovecharemos el potencial de éstos al máximo si no somos capaces de contárselos al resto del mundo: ¿cómo vamos a atraer capital extranjero? ¿cómo vamos a ser capaces de abrir determinados mercados? ¿cómo vamos a aprender de otros que ya recorrieron el camino y que nos llevan años de ventaja?
Siempre he pensado que optar por la coherencia y por «predicar con el ejemplo» es el camino más eficaz a la hora de generar cambios. Así que a partir de hoy, me autoimpongo la tarea de escribir al menos un post en inglés al mes para abrir una pequeña puertecita al resto del mundo. Por algún sitio hay que comenzar. No disfrutaré tanto haciéndolo como en castellano, pero lo considero necesario.
¿Y tú? ¿Te has planteado bloggear en inglés? ¿Qué te frena?