Mujeres y tarjetas de negocios, ¿tenemos un problema?
Mercedes Wullich siempre dice que con frecuencia en eventos profesionales se encuentra con muchas mujeres que no tienen tarjeta. Esto que puede resultar tremendamente anecdótico, en el fondo es un problema en términos de visibilidad y a la hora de construir un networking de calidad que te permita seguir avanzando. No ocurre nada parecido en el caso de los hombres.
El otro día en FICOD, tras el taller de Ellas 2.o que impartimos mi compi Begoña y yo, nos quedamos charlando un buen rato con muchas de las asistentes. Me escandalizó el hecho de que gran parte de ellas, no sólo no pudieran dejarme su tarjeta porque no tenían, es que además muchas otras portaban «La tarjeta equivocada». Para mí, la tarjeta equivocada es la que no te identifica justo en ese momento con lo que estás buscando o con lo que puedes ofrecer. Si eres una potencial emprendedora que está planteándose dejar su actual puesto de trabajo para poner en marcha un proyecto propio, cuéntalo en tu tarjeta, no entregues la de tu actual compañía. Si estás a punto de lanzar tu idea, aunque a ti te parezca que aún no es nada sólido, prepara tarjetas corporativas, ya habrá tiempo de cambiarlas. Si estás en transición, te han despedido, buscas algo pero no sabes el qué, explícalo en tu tarjeta y señala tus áreas de interés (aunque sea de forma muy generalizada). Tu nombre, tu mail, tu usuario en Twitter y un enlace a tu blog o a tu perfil de Linkedin, además de dos o tres palabras clave que te definan a ti, tus intereses y lo que puedes aportar al mundo, serán más que suficientes. Por cada «tarjeta equivocada» que entregas o cada una de ellas que no intercambias, pierdes una oportunidad.
En una de mis visitas a San Francisco, concretamente cuando fui a conocer a las compis de Women 2.0 para estudiar la posibilidad de hacer algo parecido en España, me hice esta tarjeta. Iba sin proyecto que me respaldara, pero andaba buscando algo. Hubiese sido una locura presentarme en la bahía sin carta de presentación, ¿te imaginas la cantidad de oportunidades que habría dejado pasar?
Y si todo esto aún no te convence, ¿por qué no te das una vuelta por Moo? De verdad, no recibo ningún fee mensual de ell@s, pero en cuanto tengo ocasión, l@s preescribo. Por cada oportunidad que tú dejas pasar, puede que me estés haciendo perder una a mí 😉
Esto me suena fijate…. que me siento muuuyy identificada!!
Gracias por el artículo y el link!!!
Que razón tienes Patricia!
En mi bolso suelo llevar:
– Tarjetas de mi nuevo proyecto de emprendimiento: tripku (recién salidas del horno)
– Tarjetas de mi proyecto de consultoría 2.0: betwo
– Tarjetas de la empresa para la que trabajo
– Tarjetas personales de la Business School en la que estudié
y próximamente… tarjetas de Ellas 2.0!
Lo peor: hoy he tenido una reunión importante y no llevaba ni una de ellas que dar! 🙂
Ana, pues a «desidentificarse» lo antes posible 😉
Pero Bea! Ni una??? Tirón de orejas!! 😛
Totalmente de acuerdo con lo que dices, a mí me costó empezar a ‘repartir’ tarjetas, porque me parecía una especie de spam, pero en muchas ocasiones es la única manera de que alguien se acuerde de que ha estado contigo.
Y respecto a Moo, yo soy fan total, ¡me encanta! 😀