The Brick House Coop y el «antiemprendimiento»

Popula, The Sludge Report, Hmm Weekly y FAQ NYC fueron las primeras cuatro publicaciones en incorporarse a Civil, un proyecto que intentó establecer una red de medios de comunicación controlados por los propios periodistas que trabajaban en ellos, utilizando tecnología blockchain y respaldada por un token de criptomoneda llamado CVL. Cuando el experimento Civil fracasó, los fundadores de estos cuatro outlets siguieron reflexionando sobre su interés en construir estructuras operativas democráticas y descentralizadas en línea con la visión de Civil. Su foco estaba puesto en dar con un modelo de negocio sostenible, sin publicidad y respaldado por lectores que pudiera beneficiarse de la seguridad compartida a través de la afiliación con otras salas de redacción. Reclutaron a otros cinco posibles miembros cooperativos y recaudaron 100mil dólares a través de una campaña en Kickstarter y otras donaciones. 

Así fue como en octubre de 2020, en plena pandemia, nació The Brick House Cooperative (BHC), un grupo de nueve publicaciones con un modelo diseñado para proteger el periodismo independiente de los riesgos de la propiedad privada. Sus nueve cabeceras (Olongo Africa, Preachy, FAQ NYC, Sludge Report, AWRY, Hmm Weekly, Tasteful Rude, No Man is an an Island y Popula) comparten todos los ingresos y gastos y cada una posee una participación en la empresa. Las participaciones no se pueden transferir, tampoco aumentar de valor; sólo se pueden vender al propio grupo. 

BHC está constituida como una LLC en Ohio y opera como una cooperativa. Sus fundadores consideraron incorporarse como una organización 501(organización sin fines de lucro en Estados Unidos), pero lo descartaron por temor a que el estatus de organización sin fines de lucro pudiera limitar el tipo de periodismo que sus miembros querían hacer. Los fundadores de BHC estudiaron la Asociación Arizmendi, una cooperativa paraguas de nueve panaderías propiedad de sus trabajadores fundada en 1996 en Oakland (California), así como otras empresas en el Área de la Bahía de San Francisco que brindan servicios compartidos, asistencia técnica y financiación. Además, estudiaron historiales corporativos para obtener información y protegerse de escenarios con los que no querían enfrentarse, como el caso de 2004 de un empleado de Craigslist que vendió su participación en la empresa al rival eBay, lo que condujo a años de batallas legales. Basándose en estas lecciones aprendidas, BHC optó por un modelo en el que las acciones de propiedad tienen un valor de $1, no pueden aumentar de valor y no pueden venderse a menos que sea a la propia cooperativa. 

Su modelo de negocio está basado en una suscripción anual que brinda a los lectores acceso a las nueve cabeceras.  Actualmente, BHC divide los ingresos entre sus publicaciones según el lugar donde se haya suscrito el lector, ya sea a través de la página de inicio de BHC o de la página de inicio de la publicación miembro.  En noviembre de 2023, BHC lanzó una campaña de financiamiento colectivo para iniciar un nuevo proyecto llamado Flaming Hydra, un boletín diario sin publicidad creado por una cooperativa de escritores y artistas que son dueños y comparten la publicación por igual. Su objetivo inicial de financiación se alcanzó en menos de cinco días.

En BHC no hay dueños, no hay inversores, no hay ejecutivos. Podría decirse que se trata del “antiemprendimiento”. La mayoría de las actividades emprendedoras se basan en el crecimiento del patrimonio. Las empresas son esencialmente patrimonio distribuido entre quienes reclaman la propiedad, con la idea de que eventualmente aumentará su valor y podrá venderse, recuperando así lo invertido, lo que comúnmente se conoce como “exit”. En palabras de María Bustillo, una de las co-fundadoras de la iniciativa, “debido a la naturaleza del periodismo y a nuestra filosofía de entenderlo como un servicio público en lugar de una actividad empresarial, la idea de capital vendible y una estructura de inversor/propietario colisiona con la función de informar al público. Esto ha sido tremendamente perjudicial para la profesión periodística. En Brick House creamos una estructura empresarial que se mantiene en fideicomiso en beneficio de todas las editoriales que trabajan en el grupo. Existe un acuerdo operativo para compartir ingresos y gastos, pero el capital real, la empresa, no se puede vender. De esta forma evitamos que nadie que quiera entrar tome el control comprando otras cabeceras y que pueda cerrar, censurar, guiar o moldear nuestras líneas editoriales. Si el proyecto crece, son sus trabajadores los que se van a beneficiar de este progreso”.

Bustillos y sus colegas concibieron la estructura de la organización como una protección contra las vulnerabilidades que presenta la industria moderna de los medios de comunicación., especialmente en lo que se refiere a los conflictos de interés derivados del patrocinio corporativo y la insistencia de los inversores externos en el crecimiento por encima de la sostenibilidad. Es una apuesta emprendedora interesante y perfectamente extrapolable a otras industrias. The Brick House nos muestra el camino de un emprendimiento colectivo, mucho más humano en el que sostener nuestras vulnerabilidades en la red, en la interconexión con los otros. Frente a la soledad individualista de los que cuentan con más recursos, tenemos el potencial de nuestra interdependencia. Sola se puede, pero con amiguis es mejor.

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