Descobijador
Suelo empezar el día con un poema que rescato de esos libros que hay sobre mi mesa y que casi seguro nunca subirán a la estantería, porque los necesito revisar a cada instante, me guían. Tomo una página al azar y busco significado entre las líneas que se me aparecen.
Ayer me acerqué hasta «El ojo de la mujer» de mi adorada Gioconda Belli. Se abrió ante mí mostrándome «¡Descobijémonos!»: «¡Descobijémonos! ¡Despojémonos de los artificios!(…) No debemos negarles la verdad a los amigos, ni a los enemigos, aunque les duela como una llaga en la cara, no debemos guardarla».
Y si así comencé el día, lo cerré acercándome a Iniciador, más por conocer de primera mano la experiencia de una emprendedora tecnológica (rara avis), que por comprobar personalmente las maravillas que otros me habían venido contando en los últimos meses tras su paso por allí.
¿Y qué me encontré? Pues un foro lleno de autenticidad y frescura, con una ponente, Elisa Reyna de Petuky, trasladando sus verdades al auditorio y a muchos emprendedores con ideas, capacidad de escucha y muchísimas ganas de aprender y de «descobijarse» (y no estoy utilizando el género masculino como valor genérico o neutro) . Así que con todo mi cariño, me he permitido cambiarle el nombre a Iniciador durante este post y convertirlo en «Descobijador» 🙂
Podría destacar muchos puntos interesantes de la ponencia, pero como los chicos de Iniciador suelen hacer unos resúmenes estupendísimos, me voy a quedar con la parte que a mi juicio más puede interesar a mis lectorAs. «Yo creo que han invertido en mí porque soy mujer», «los inversores (hombres inversores) te preguntan si tienes novio o estás casada», «notas la desconfianza de los inversores por ejemplo con el tema de la maternidad», «tienes que demostrar que tu prioridad en la vida es tu negocio»…, fueron algunas de las afirmaciones de Elisa que no vienen a ser más que un ejemplo de las lagunas que aún manejamos en el ámbito de la emprendeduría cuando hablamos de mujeres. Tal vez empecemos a percibir los cambios cuando tengamos mujeres inversoras o podría ser, como apuntaba Elisa Meléndez, Coordinadora del programa MET en el Instituto de Empresa, que el avance en este sentido se irá dando en la medida en que nosotras nos neguemos a aceptar este tipo de planteamientos. ¿Se tiene en cuenta la situación personal de un hombre emprendedor? (Ángel María afirmó que a él nunca le han hecho este tipo de preguntas). ¿Por qué «los inversores» y la sociedad en general dan por sentado que la maternidad es el único objetivo de una mujer y que en el caso de que se produzca, ésta va a supeditar toda su existencia a la crianza de los hijos? (y aquí si estoy utilizando un masculino neutro). ¿Por qué no puede ser mi prioridad en la vida mi negocio y mi familia, todo al mismo tiempo? ¿Por qué seguimos en este punto anacrónico? ¿Por qué continuamos preguntando si se pueden llevar bebés al encuentro? Llevémosles y empecemos a cambiar realidades en las que no nos sentimos ni cómodas, ni cómodos.
A ver si finalmente (poniendo energías en ello ando), las chicas de Women 2.0 se dejan caer por Madrid y nos cuentan sus experiencia desde los años de ventaja que nos sacan. Mientras tanto: ¡Descobijémonos! ¡Descobijémonos ya!