El emprendimiento sigue narrándose con un lenguaje hipermasculinizado y mide su éxito a través de modelos de liderazgo agresivos. Para muchas mujeres (y hombres), esa narrativa no solo no encaja, sino que les relega a sentirse “fuera de lugar”, aunque estén creando proyectos sólidos y valiosos. Emprender con calma también significa cuestionar esas historias dominantes y abrir espacio a otros referentes: liderazgos basados en el cuidado, modelos que no buscan aplausos, sino sustentabilidad. En definitiva, historias que reconozcan la pluralidad de formas de emprender y nos ayuden a re-significar nuestra idea de éxito. |