Llevamos años asumiendo que sin obedecer al algoritmo de las grandes plataformas, no hay visibilidad y que sin visibilidad no hay manera de sostener un proyecto emprededor. Ese mantra empieza a resquebrajarse porque cada vez más creadoras demuestran que es posible construir comunidad al margen de la lógica de las redes sociales. Cuando el foco deja de ser “gustar al algoritmo” y pasa a ser conectar con las personas adecuadas, el terreno cambia. Ya no se trata de complacer a plataformas que extraen valor, sino de cultivar una voz propia y cuidar los vínculos que realmente sostienen los proyectos. |