Al emprender hemos asumido que crecer implica verticalidad, centralidad y dominio de nuevos espacios. Pero hay otras formas de crecer: hacia dentro, hacia los lados, con más conexión y menos control.
La subsidiariedad, un principio que permite que las decisiones se tomen lo más cerca posible de donde ocurren los problemas, es una de ellas. Una forma de crecimiento que no concentra, sino que distribuye poder y responsabilidad.
Aprender a crecer de manera distinta, más horizontal, más lenta y más compartida es una alternativa que tal vez te resuene más.
En la práctica, supone una opción real y mucho más realista que las escalabilidades "dopadas" a las que nos tiene acostumbrados el relato hegemónico del emprendimiento. |