Ser un profesional «todoterreno» y no morir en el intento
Ser gerente de una pyme exige dominar el arte de la versatilidad. Vivir el día a día desde la dirección de una pequeña o mediana empresa, irremediablemente te convierte en un profesional «todoterreno»: siempre alerta para resolver cualquier problema que surja desde áreas muy dispares dentro del negocio.
Si además de dirigir el proyecto, eres la impulsora original del mismo, entonces no sólo pones tus habilidades y conocimientos a su disposición, sino que te conviertes, como bien apunta Begoña de Miguel de El Taller en el alma de toda esa historia.
Y cuando eres los brazos, los ojos, los oídos y el corazón de una empresa en la que enfocas todas tus energías para que todo salga adelante de la mejor manera posible, es cierto que vives desde una intensidad que sólo existe cuando abarcas procesos en su conjunto, pero corres el riesgo de caer en trampas que ponen en peligro tu vida personal, tu salud y por extensión, tu futuro. Lo que en los inicios del proyecto suponía una necesidad, termina convirtiéndose en un verdadero estilo de vida del que es difícil desengancharse.
Yo llevo cinco años en esa tesitura: desgastada en parte por los cambios de registro que exige ser gerente, directora de recursos humanos, de marketing, responsable financiera, coach de tu equipo, departamento de quejas para tus clientes, responsable de relaciones institucionales, jefa de ventas y docente (entre otras muchas cosas), pero absolutamente realizada por la posibilidad de abarcar procesos completos, por poder mirar mi trozo de mundo desde infinitos puntos de vista.
Entonces me planto a reflexionar sobre el «todoterrenismo» (perdonarme por el «palabro» absolutamente inventado), comienzo a intercambiar impresiones con otros profesionales en la misma situación y descubro lo que podrían ser casi mecanismos de defensa que nos permiten protegernos del «lado oscuro» que acarrea consigo esta manera de enfocar la vida. Chema Antón, comunicador freelance y responsable en gran medida del éxito comercial de la firma Maya Hansen, señala que a los profesionales todoterreno o «todopoderosos» como él prefiere llamarnos, no nos completa el hecho de conseguir metas, necesitamos tener siempre cosas «cociéndose en el horno», esto nos obliga necesariamente a investigar áreas que desconocemos de forma constante y yo añado, nos impide especializarnos. Pero nos nutre la existencia.
En definitiva, un estilo de vida intenso que entraña cierto peligro si como sugiere Mireia Juárez-Noriega, no eres consciente de tus propias limitaciones.
¿Soluciones para protegernos? Trabaja en equipo y consigue que tus colaboradores vivan el proyecto como tú lo vives, desde la ilusión y el crecimiento constante. O como apunta Begoña de Miguel, sé un poco egoísta, ocúpate con tareas que te apasionen y que te recarguen de energía; otros miembros del equipo pueden solucionar las que para ti son tediosas con mucha más alegría que tú, seguro.
¿Y tú? ¿Eres un profesional todoterreno? ¿Cómo te proteges del lado oscuro?