Co-crianza y co-emprendimiento, cuestión de socios

Llevo ya medio año inmersa en mi nueva vida. La llegada de Alma ha supuesto la revolución más grande que jamás he experimentado en el ámbito personal, pero también en el profesional. Su nacimiento me ha traído el mejor socio tecnológico para mi nuevo proyecto y la posibilidad de trabajar en una idea que llevaba dando vueltas en mi cabeza demasiado tiempo. Pero desde el pasado mes de octubre me siento una mendiga del tiempo. Optar por un modelo de co-crianza durante su primer año de vida ha reducido mi agenda justo a la mitad. Escribo esto mientras duerme y siempre que aprovecho estos instantes para encender el portátil o cuando paseamos y de reojo reviso el mail o Twitter o Yammer en el teléfono, tengo la sensación de que ando robando trocitos a una vida que fue y que ahora no es, la de la disponibilidad absoluta. Espero  que algún día mi hija esté  orgullosa de mis «apropiaciones indebidas» de tiempo (y de las de su padre, que sigue el mismo patrón). De momento me consuela pensar que la melodía de mis dedos en el teclado la acompaña en sueños. Otra crianza es posible, pero como todo, sólo si eres capaz de encontrar un buen socio 😉

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