¿Aprender a programar o tratar de entender el mundo de la programación?

En los últimos meses se ha abierto un debate muy interesante en la interseción que se produce entre la comunidad de emprendedores tecnológicos y la comunidad de desarrolladores. Mientras muchos llevan años afirmando que saber programar es un requisito fundamental y necesario si te lanzas a la aventura de emprender en internet, una gran sector de la comunidad de programadores y programadoras afirman que el desarrollo web o móvil es una actividad lo suficientemente compleja como para seguir haciendo crecer el mito de que un breve proceso formativo te va a convertir automáticamente en una buena desarrolladora.

¿Entonces qué hacemos? ¿Aprendemos a programar o no?

Comparto mi vida con un coder desde hace 18 años. Su identidad de programador ya estaba ahí antes de conocernos a los 16 años, así que podríamos decir que los 0’s y los 1’s forman parte de su ADN intelectual desde hace muchos, muchos años. Tal vez por tenerle a él tan cerca (y con ello muchas necesidades tecnológicas resueltas),aprender a programar nunca ha estado en mi lista de tareas pendientes. Seguro que por tenerle tan cerca, con el paso del tiempo me he convencido a mí misma de mi absoluta incapacidad intelectual para tirar una simple línea de código. Pero nada de eso me ha impedido amar su mundo, demostrar siempre una curiosidad infitita por lo que hace y en la medida de mis posibilidades, aprender todo lo que he podido sobre la que es su pasión.

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Es tremendamente importate acercar a las emprendedoras al mundo de la programación. Y no necesariamente para que aprendan a programar, eso dependerá de las inquietudes personales de cada una, sino para que aprendan a comprender el mundo del desarrollo web y móvil, empezando por los profesionales y las profesionales que forman parte de él. Porque de la comprensión nace el respeto y del respeto, la materialización de las ideas. Nunca se nos ocurriría, como sostiene Derek Sivers, poner en marcha un grupo de rock sin tener nociones de solfeo. Nos parecería absurdo escuchar a alguien decir «tengo una idea fantástica sobre una canción, pero necesito a alguien que la escriba, la componga, la toque y la grabe por mí». Traslademos eso al mundo del emprendimiento en internet: no puedo contar las veces que he escuchado a emprendedoras (muy especialmente a emprendedoras porque los perfiles técnicos entre mujeres no abundan) lamentarse de la dificultad que entraña encontrar a un co-fundador técnico. Y yo me pregunto, ¿has tratado primero de entender su mundo? ¿Has hecho el esfuerzo de aprender los aspectos más básicos que rodean a un determinado desarrollo tecnológico?

Deberías hacerlo, al menos para saber si el talento técnico que atraerás a tu startup reúne los requisitos que tu proyecto necesita, pero sobretodo, porque vas a poner en marcha una empresa en la que la tecnología es un factor clave que está colocada en el mísmisimo corazón de tu negocio. Hay muchísimas organizaciones de programadoras haciendo un trabajo fantástico para introducir a las mujeres en el mundo de la programación y millones de recursos gratis para aprender de forma autodidacta y por ti misma los aspectos básicos de cualquier lenguaje. ¿Quién sabe? El mundo de la programación podría terminar por engancharte y llevarte a hacer algo parecido a lo que hizo Kaitlyn, la novia del fundador de Instagram.

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