Emprendedoras, el mundo nos necesita
Siempre he estado convencida de que las mujeres cambiaremos el mundo y lo convertiremos en el lugar justo que debería ser. Más tarde o más temprano lo conseguiremos. Que cada vez aparezcan más datos que respaldan este axioma que guía mi vida, facilita el viaje por este camino que a ratitos va por derroteros demasiado «a contracorriente».
Hoy publico un post en Ellas² en el que se incluyen datos que de nuevo demuestran que las mujeres emprendemos con un objetivo mucho más social, esto es, con la intención de mejorar el mundo. Porque para muchas de nosotras (y aquí utilizo el femenino para referirme a «personas» no sólo a «mujeres») el mundo y concretamente el mundo empresarial sigue evolucionando «un poquito» disfuncional.
Para muchas el crecimiento desmesurado de nuestras empresas a costa de lo que sea, o un exit, o un ratio de conversión del 40%, o los miles de followers, o los miles de dólares, o la fama vacía de significado, o acariciarnos constantemente el ego en una popularidad pasajera, son caminos que sí, heredamos de una forma determinada de hacer empresa, pero que en absoluto guían nuestras decisiones cuando miramos hacia el futuro. Porque a muchas lo que nos importa es construir un mundo mejor, para todos y todas.
La búsqueda de la sostenibilidad, cuidar de nuestras empresas y nuestros equipos en el medio y largo plazo, mantenernos en sus consejos y seguir implicadas a pesar de delegar responsabilidades, tener clientes felices, aunque sean pocos y vengan de ratios de conversión insoportables para otros y la visibilidad útil para nuestro entorno (ésa que permite que otros nos localicen cuando nos necesitan y que a muchas les anime a vencer miedos y dar el paso) es lo que nos mantiene en movimiento día tras día. Ésa es nuestra riqueza. Una riqueza que no puede competir con rondas de financiación de miles y millones en los titulares de los periódicos, pero que en el medio y largo plazo beneficiará considerablemente a toda nuestra sociedad. Que no se preocupen los señores y señoras de la ambición, que ya estamos aquí nosotras, las emprendedoras sociales, para evitar que el mundo termine de romperse.