Re-significar el éxito emprendedor. Elon Musk nos está mostrando cuál NO es el camino

Uno de cada tres proyectos empresariales en España quiebra antes del quinto año de vida. La mitad de ellos no llegará a cumplir el octavo y a los doce años, la tasa de supervivencia se sitúa alrededor del 36%. Lo que no nos cuentan los datos es cuántos de ellos no han sobrevivido porque trataron de encajar en un modelo emprendedor y empresarial que no era el más saludable para las personas que estaban impulsándolos. Y es que esto de emprender va tanto de ser rentables desde los números, como de generar retornos de inversión emocional que no pongan en riesgo la salud mental de los emprendedores.

El relato empresarial hegemónico considera que eres exitoso como empresario si tu proyecto es sostenible. Y se asume que ser sostenible significa ser rentable. El dinero siempre está en el centro del relato. En un mundo empresarial con tasas de supervivencia tan limitadas, el paradigma de la sostenibilidad de los proyectos necesita ser revisado, porque el dinero se sitúa justo en la línea de flotación de cualquier negocio, pero colocarlo en el centro de absolutamente todo puede tener consecuencias desastrosas para las personas. 

Convendría abordar la puesta en marcha de los proyectos empresariales desde un paradigma mucho más ambicioso, el de la sustentabilidad. Muchas iniciativas que son financieramente sostenibles, no son sustentables cuando abrimos la mirada y consideramos a las personas, al planeta y a la relación que existe entre ellos. Sustentable y sostenible son dos conceptos que utilizamos sistemáticamente como sinónimos. Y no lo son. Como señala el profesor Armenio Flaubert Galíndez Oré, Profesor Principal de la Facultad de Ingeniería Agrícola. Universidad Nacional Agraria La Molina. Lima- Perú, “lo sostenible se halla en el ámbito externo o exógeno a un sistema. Tiene que ver con las oportunidades y las amenazas de un sistema para mantenerse en el tiempo”. Lo sustentable, por su parte, “tiene que ver con el aspecto de “manutención”, que corresponde en un sistema a lo endógeno, es decir, a todo lo que tiene que ver con el mantenimiento del sistema en cuanto a su permanencia en el tiempo”. Esto es, un emprendimiento sostenible podría no ser sustentable. Puede estar avanzando, pero sosteniéndose en muletas. Podría estar copando la prensa económica de titulares vinculados a la narrativa de éxito que va unida a la rentabilidad, o a los 44mil millones de dólares que te ha costado comprártelo, o a otras métricas vanidosas y aún así, no encontrar en ese sistema empresarial ni un solo rastro de sustentabilidad, porque desde su orígenes se trata de un sistema fallido para las personas que lo forman. Y para la sociedad en su conjunto. Y para el planeta. Son emprendimientos que no acercan a las personas al buen vivir, las alejan de él.

Cuentan los que le conocen que cuando Elon Musk  está “enfocadísimo” en alguno de sus proyectos de ingeniería, duerme en el suelo de sus fábricas. Duerme en el suelo. En el suelo de una fábrica. Y esto, ¿sí es el éxito? Estos días, este fascinante mundo que nos ha tocado vivir nos está ofreciendo la posibilidad de vivir en riguroso directo cómo Musk está tomando las riendas de Twitter y “arrojando” a muchos de sus ahora ya ex-empleados al desempleo mientras él se jacta de la situación a golpe de tuits. Ha despedido a la mitad de la plantilla, entre ellos, al departamento responsable de desarrollar el producto para personas con discapacidades al completo, al equipo de Human Rights encargado de incorporar las directrices en materia de derechos humanos establecidas desde Naciones Unidas a la compañía y a mujeres embarazadas que ahora abordan el final de su proceso de gestación en la incertidumbre, sin saber en qué estado queda su cobertura médica. Se trata de un estilo de liderazgo impulsivo, tóxico y carente de conexión humana. En 15 años, otra de sus compañías, Tesla, ha pasado por casi una docena de consejos de administración. “Tal vez esto se calculó para mantener al resto de la fuerza laboral alerta y asustada”, dijo un ex-empleado anónimo de Tesla a la biógrafa de Musk, Ashlee Vance, en 2015. “Tal vez fue capaz de separarse de la conexión humana en un grado notable”. Estx ex-empleadx confirmaba como lo había vivido en primera persona en este hilo. Coacción en estado puro

 

Y ahora estamos viendo en directo como se repite esa dinámica en Twitter. El hecho de que Musk sea para muchos un referente de empresario exitoso, un ejemplo a seguir, intoxica la intención de querer hacer empresa desde otros lugares más humanos. Si no consigues prosperar, o cuando las cosas se ponen difíciles, que es lo más probable que suceda cuando decides emprender, lo primero que te vas a cuestionar es si estás abordando el proceso de manera equivocada. Porque Musk no lo hizo así. Y él es una de las personas más ricas del mundo. 

¿Cuántos proyectos que son exitosos analizados exclusivamente bajo el paradigma de la sostenibilidad financiera no lo son tanto cuando aplicamos el filtro  de la sustentabilidad? Los emprendedores “exitosos” logran alcanzar un estatus de héroes en nuestra cultura, pero antes de conseguirlo, muchos sufren de ansiedad severa y otras tantos problemas de salud mental. Otros, la mayoría en términos estadísticos, ni siquiera consiguen sacar adelante sus proyectos. Por el camino se queda la salud mental, se rompen familias, pérdida también de salud física, desconexión de relaciones personales, incluso suicidios. Toby Thomas, Fundador y Director Ejecutivo de EnSite Solutions explica este fenómeno utilizando la analogía de montar a un león. Según él, la gente te mira y piensa “esta tipa lo tiene controlado, ¡qué valiente! Y la tipa tratando de domar al animal no puede parar de pensar en quién le mandaría a ella subirse al puñetero león y qué narices puede hacer para que no la coma.

Las empresas son herramientas clave en la construcción de progreso individual y en el impulso de la prosperidad colectiva, pero su creación no puede ser a costa de la vida de las personas que deciden dar el paso y emprender. Por supuesto, ni a costa de la democracia, ni a costa del planeta, pero eso da para otro post. O para libro. ¿Podríamos emprender de otra manera más humana? Yo creo que sí. Y Elon Musk nos esta mostrando el camino. Emprendamos haciendo exactamente lo contrario a lo que está haciendo él. 

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